Por Lourdes Rodríguez Salcedo
En contadas ocasiones tenemos la oportunidad de apreciar una propuesta cinematográfica magistral de este tipo, innovadora, provocadora y alucinante como lo es la nueva producción presentada en el festival de Cannes de 2019 del talentoso director Gaspar Noel: LUX AETERNA. Que por fin se estrena gracias a Cine Caníbal este fin de semana en la cartelera nacional.
Siendo, aunque con menos duración una de sus mejores obras alrededor del lado luminoso y oscuro del mundo del cine, a través de la crónica de filmación ficticia más caótica, punzante, perversa y delirante de una película de brujas. Que expone sin censura cuestiones sobre la religión, el machismo, la violencia física y psicológica hacia las mujeres, la tortura, la brujería, la guerra de poder, los egos y vanidades, la enajenación, la locura y la histeria en un set de rodaje Aquello que no se ve pero que acaba siendo una obra cinematográfica,
La trama arranca con el rodaje de una película sobre la caza de brujas: L’œuvre de Dieu”, la cual va ser la opera prima en la dirección de Béatrice Dalle, que se encuentra sosteniendo una larga platica con Charlotte Gainsbourg,la actriz protagonista justo antes de rodar una escena donde va a ser quemada en la hoguera. La conversación está salpicada de anécdotas en las que abordan, continuos dilemas morales alrededor del cine. Como la situación de las mujeres, a nivel físico, profesional y moral, el poder del hombre en los rodajes, el sexo y la depravación, lo que ofrece una elocuente visión del infierno que supone hacer cine. A si mismo coincide que en el set de rodaje la realizadora está rodeada por hombres que boicotean la producción y quieren asumir el control de la situación. Desde el productor abusivo y traicionero hasta el encargado de la peluquería, pasando por visitantes e intrusos que no dejan de asediar y molestar en los momentos más inoportunos como un atolondrado periodista cinematográfico que busca información sobre la película o un cineasta pesado que va contando su proyecto a todas las actrices con las que se cruza. Hasta el director de fotografía que se apodera de la filmación porque considera que tiene más talento que la realizadora. Pronto todo se convierte en un rodaje de pesadilla donde el machismo, la lucha de egos y las vanidades acaba por destruir la creatividad. Por último, el cinefotógrafo enloquecido tortura a Charlotte, consiguiendo que el dolor fingido de la actuación mientras es quemada en la hoguera, acabe siendo real. Obligándole a ella y al público a asistir durante 10 minutos a un espectáculo de color y sonido alucinante que puede marearte o cegarte si eres hipersensible, con cierto poder narcotizante y perturbador que puede llevarte a una dimensión desconocida. Para mostrarte el efecto masoquista que tiene el cine delante y detrás de la pantalla. Los créditos finales terminan de forma aplastante con la frase “Soy ateo gracias a Dios” de Luis Buñuel. Toda una declaración de intenciones efectuada tras comparar el martirio de las brujas quemadas en la hoguera con el que sufrió Cristo en la cruz
LUX AETERNA es una genial, provocadora, arriesgada y desafiante propuesta cinematográfica experimental y sensorial por encima de los convencionalismos. Un tipo de cine sin clasificación muy especial no apto para todos los gustos. Que nos presenta un ensayo complejo y creativo con tintes de drama y humor irónico los entresijos del cine y los límites del arte. Haciendo una moderna reformulación y comparación entre la caza de brujas, la tortura medieval y la quema en la hoguera, tomando prestadas citas y referencias de los grandes maestros Creyera, Podrá, Fassbinder, Buñuel, Von Trier o Pasolini, como una especie de conexión entre estas y el mundo del cine. Así como el escabroso camino del proceso cinematográfico visto desde adentro. Convirtiendo un set de rodaje en toda una experiencia visual de un calvario de colores encendidos, luces estroboscópicas y seres infernales. La narrativa nos transporta a una pesadilla colectiva llevada al límite de forma fascinante y extenuante del caos y presión de un rodaje fuera de control, donde pierde el glamuor,el poder creativo y el misterio durante la filmacion.Donde nadie se escapa comenzando por el ambicioso y déspota productor, la directora, el asistente, y equipo técnico, departamentos enfrentados, al borde del ataque y la locura, modelos caprichosas, actrices venidas a mas, trepadores, periodistas y visitantes inoportunos. Como aves de rapiña que parecen conjurados a destruir la realización. Cuenta con una excelente producción, fotografía destacada que utiliza el formato cuadrado, panorámico y pantalla partida para mostrar las distintas acciones que se llevan a cabo en el lugar de rodaje. A si mismo cabe destacar la interpretación e improvisación de las dos protagonistas, actrices de renombre en el cine europeo: Béatrice Dalle y Charlotte Gainsbourg, que hacen de ellas mismas, la primera como directora novel y la segunda como actriz que está a punto de escenificar a una bruja que va a ser quemada en la hoguera. Apoyadas eficientemente por el resto del elenco. Por si fuera poco, el clímax es toda una explosión en polivison de imágenes, luces estroboscópicas que parpadean irritantemente la pupila y sonidos alucinantes que perturban, conmocionan y que pueden causar epilepsia. Mientras que vemos a Charlotte, ardiendo en medio de todo este desastre artístico. Este fuego simbólico que no puede apagarse es una fuerte y cruda critica moral, social y política sobre el sexismo, el machismo, la discriminación, los egos, las dificultades y retos en el universo y proceso cinematográfico que nos confronta. Sin duda es una desafiante, excesiva y vibrante vivencia que merece ser disfrutada en la pantalla grande.