El ajedrez se trata de un duelo de un hombre contra otro,
donde lo que es la personalidad del hombre queda comprometida.
Cada jugador lucha contra su enemigo
interior que es su torpeza o sus hallazgos.
Juan José Arreola
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector, gracias. Hace unos días escribí sobre el documental “Red privada ¿Quién mató a Manuel Buendía?” que se encuentra en la plataforma Netflix, ahí el director presenta un cruce bastante interesante entre el periodista y otro asesinado, Enrique “Kiki” Camarena Salazar y la posibilidad que uno fuera informante del otro. Pues deje invitarle para que vea la serie “The last narc” que cuenta sobre un caso emblema en la época del fortalecimiento del narcotráfico mexicano, sus intrigas, traiciones y la complicidad de las autoridades de ambos lados del Río Bravo a principios de los años 80.
Ahora que se revive el caso de espionaje con el software “Pegasus”, mediante el cual se mantenía vigilancia sobre periodistas, líderes sociales, comunicadores, religiosos, artistas y hasta sobre quien hoy es el presidente de la República, López Obrador no debería dejar pasar la oportunidad de presionar para llevar a juicio a quienes infringieron la ley, es decir Peña Nieto y su banda de ladrones, pero claro que para eso vendrá la consulta que no servirá de nada, bueno solo para derrochar 528 millones de pesos.
En eso del espionaje hay una larga lista, por ejemplo, la matanza de estudiantes de 1968 y la represión de 1971 con Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, quienes se jactaban de haber salvado al país de males siniestros. Pero incluso la literatura de nuestro país nos regala joyas como la de Rafael Bernal que se publicó en 1969 y es considerado como fundador de la novela negra en México.
En el texto de Bernal puede leerse las peripecias de tres agentes, un ruso, un estadounidense y un mexicano para descubrir una conspiración china que busca asesinar al presidente de EU en su visita a nuestro país. Esta es una lectura recomendable.
Pero, regresando al tema hay una frase de un expolicía que aparece en el documental “The last narc”, donde se menciona que México se convirtió en el paraíso del espionaje en los años 80, fue hasta una especie de laboratorio para que Estados Unidos entrenara a sus agentes que se dispersaron por toda Latinoamérica, sobre todo en los países productores y los que participaban en el trasiego de las drogas en su camino al vecino país del norte.
Así que en eso del espionaje tenemos una larga historia con personajes que fueron el brazo de la presidencia y que despachaban en el Palacio de Cobián, no se puede entender al régimen priista sin el CISEN, ni a la época sin las incursiones de la DEA o la CIA. Por eso resulta poco creíble las declaraciones de Miguel Ángel Osorio Chong, extitular de gobernación, que ellos no espiaron a nadie. Chong es un personaje que nombra poco López Obrador, o que lo evita quizá por la información que este pueda tener hasta del inquilino de Palacio Nacional y sus carnales.
En el par de documentales a los que me he referido, hay un personaje que aparece en las escenas y con la fuerza de la imagen es inevitable centrar la mirada en él, Manuel Bartlett siempre detrás de Miguel de la Madrid y a un lado de Salinas de Gortari, él también despachó en Bucareli y le sabe a eso de usar “los instrumentos del Estado”, esos que dice López Obrador que ya no existen.
El espionaje es una práctica recurrente que acompaña al ejercicio del poder, ahí está siempre la maldita tentación de someter a los críticos, eso que no aguanta la 4T, pero lo bueno es que estos son los “diferentes”… Échenles un vistazo a los documentales.
Entre Palabras
Más instrucciones para Mario Delgado en su visita a Palacio Nacional, algo le molesta al presidente.
Escríbeme tus comentarios al correo suartu@gmail.com y sígueme en la cuenta de Instagram en @arturosuarez_.
Hasta la próxima.