Por Lourdes Rodríguez Salcedo
Dentro de los debuts cinematográficos destacados tendremos la oportunidad de apreciar en la pantalla grande, gracias a Cine Caníbal de una de las mejores películas del 2020: La Llorona, tras ganar 15 premios internacionales y estar multinominada. Siendo dirigida por Jayro Bustamante quien retoma una de las leyendas más populares de México y Centroamérica, para entregarnos una realización que fusiona magistralmente el terror puro, el realismo mágico, lo sobrenatural, y la denuncia. Inspirado la historia real del general y antiguo presidente Efraín Ríos Montt quien fue condenado por genocidio y crímenes contra la humanidad, pero cuya sentencia fue revocada por un error procedimental, causando la ira y desaliento del pueblo maya. Protagonizada por María Mercedes Coroy, Sabrina De La Hoz, Julio Díaz y Juan Pablo Olyslager.
La trama inicia con las palabras “si lloras, te mato” resonando aún en los oídos, de una mujer indígena maya quien es asesinada a sangre fría junto con sus hijos en el conflicto armado de Guatemala. Treinta años después, se abre una causa penal contra Enrique Monteverde, un general retirado que estuvo al frente de este genocidio. Acompañado por su mujer Carmen y su hija Natalia durante su juicio, escucha y presencia, con descaro y confianza en sí mismo, las pruebas que presentan y los terribles testimonios de mujeres, que sufrieron la violencia de los soldados que estaban a sus órdenes. Por lo que es condenado, pero pronto queda absuelto gracias a la anulación del juicio. Esta total y escandalosa impunidad lleva al pueblo a protestar, y la familia Monteverde que también incluye a la joven Sara, hija de Natalia, cuyo padre ha desaparecido en misteriosas circunstancias se verá forzada a atrincherarse en la lujosa residencia con piscina del general, esquivando las piedras que lanza contra sus ventanas la furiosa población indígena La familia está prácticamente atrapada, y el cerco en torno a ellos se va cerrando cada vez más. De día, los cánticos de protesta que vienen de la calle resuenan sin cesar; de noche, los gritos de una mujer atormentan a Enrique, mientras su mujer, Carmen, que siempre le ha defendido, empieza a tener pesadillas horribles y reveladoras, y su hija Natalia se hace cada vez más preguntas. Sin saberlo han despertado y desatado la furia de El espíritu de La Llorona , quien deambula por la casa clamando y buscando justicia, mientras que la llegada de una nueva criada de cabello largo y negro, Alma , cuya función es ayudar a Valeriana, la ama de llaves desde hace muchos años —ambas son indígenas—, desembocará en una serie de acontecimientos inexplicables, poniendo a prueba las fuerzas y la cordura del militar quien no solo deberá enfrentarse a sus fantasmas del pasado, sino sentirá el propio terror en carne propia luego de que el alma en pena de la mujer a quien asesino regrese para vengar no únicamente a sus hijos, sino a todos aquellos indígenas que fueron exterminados en la masacre de la población maya-ixil,incuyendo a miles de niños.
LA LLORONA es una verdadera joya de cine de terror fantástico latinoamericano, innovadora, creativa y renovadora que rinde un homenaje, reconoce y pone el dedo en la llaga con un manejo crítico y social sobre un tema punzante, doloroso y controversial el genocidio maya en los 8OS. Manejando un guion poderoso donde el terror de la realidad supera a la ficción. Con una producción redonda, sutil que se enfoca en los pequeños detalles, con escenas con un ritmo pausado y planos descriptivos que se abordan desde la distancia emocional, siempre filmados con una pulcritud excelsa por el fotógrafo peruano Nicolás Wong. Resultando también destacable el uso del sonido extraordinario; los llantos y los silencios sobresaltan y dan escalofríos, No solo reinventa el mito de la leyenda latinoamericana como una metáfora, si no resulta un grito desgarrador, urgente y lamentablemente muy actual que busca justicia social y el respeto de los mayas. Pocas Veces tenemos la oportunidad de apreciar este tipo de filmes, así que no hay que perdérselo y disfrutarlo en la gran pantalla.