La ambición es el estiércol de la gloria.
Pierre Loti
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector, gracias. El viernes de la semana pasada se terminó la conferencia nocturna que López-Gatell dio por más de un año para informar sobre el combate a la pandemia del Covid-19. En la calle de Moneda, el ánimo ara de fiesta, al funcionario lo recibieron sus seguidores con un gran ramo de flores, pastel y un mariachi que entonaba “El Rey” de José Alfredo Jiménez, los asistentes gritaban frenéticamente porras, como si no fuera suficiente el luto, el dolor por los pésimos resultados que entrega el protegido del presidente.
Ya entrados en gastos, López Obrador le agradeció su entrega, su sabiduría y dijo que no había en el mundo un científico como él. La realidad es que López Gatell se fue desinflando y perdió fuerza mediática que le sirvió por meses a los propósitos de la 4T, pero las evidencias de las malas decisiones ahí quedan, los más de 500 mil muertos, los llamados de atención de instancias internacionales, el no llamar a usar el cubrebocas y anteponer la política a la ciencia, esos ya son sus estigmas.
Pero antes de la pandemia ya se lidiaba un grave problema de desabasto en medicamentos en el sector salud, los que tomaron el toro por los cuernos fueron los padres de familia de niños con cáncer, fueron al Senado de la República y los legisladores no fueron para recibir a una comisión, se limitaron a mandar un segundón, en la Secretaría de Salud no los recibieron y fue López-Gatell, al mismo que según iba a despachar en la OMS, quien desestimó la petición y la minimizó, luego vino el robo de un cargamento que nadie les creyó.
Los López han repetido como mantra que no hay desabasto, luego lo aceptan, después que se está trabajando para resolverlo, al final nada pasa y los niños siguen sin recibir los tratamientos, o como dice uno de los manifestantes, no les ayuda mucho recibir el medicamento esporádicamente. Bueno, la salida que utiliza el presidente y su entenado López-Gatell ya la sabemos, culpar al pasado y a los medios de comunicación, que somos sensacionalistas por tocar un tema sensible, pero, aunque aviente mil culpas el Pejelagarto, los responsables de las compras son ellos, así de simple.
Los padres de niños con cáncer ya lo advirtieron al gobierno más humano que ha tenido México, se van a seguir manifestando y van a radicalizar más su movimiento, ya cerraron avenidas principales, se han parado afuera de Palacio Nacional, ya cerraron accesos al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, solo han encontrado oídos sordos, pese a las reuniones que han sostenido en la Secretaría de Gobernación, no hay solución que debería ser inmediata.
Mientras los pacientes son presa de la indiferencia de la 4T, el Instituto Mexicano para la Competitividad reveló que existe un profundo desabasto de medicamentos que ha sido propiciado por la falta de una política integral y que se ha acentuado durante la pandemia por el COVID-19, más los cambios en los sistemas de compras públicas. Hace tres semanas López Obrador informó que se llegó a un acuerdo con la ONU para el abasto de medicinas, no vaya a ser una puntada como la venta del avión presidencial que según el inquilino de Palacio esa organización lo iba ayudar a vender.
Así contrasta la frivolidad de López Obrador y López-Gatell, los próceres de la democracia y el humanismo… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
En la tragedia de la Línea 12 todos salpicados por la corrupción.
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Hasta la próxima.