Aprende a dudar y acabarás dudando de tu propia duda;
de este modo premia Dios al escéptico y al creyente
Antonio Machado
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector, gracias. Los gobiernos del pasado han presumido los dineros que llegan a México provenientes del trabajo de los connacionales que han tenido que migrar a Estados Unidos, la mayoría han dejado sus hogares para internarse en el llamado sueño americano, es simple, es la búsqueda de mejores condiciones de vida que su país les ha negado, así cuando se establecen del otro lado de la frontera mandan sus dólares para sus familias, esas remesas han sido presumidas como si fueran programas sociales, así lo hizo el PAN y el PRI.
En el sexenio de los diferentes la cosa no cambió, no han sido pocas ocasiones en las que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha destacado como un logro suyo la llegada de las remesas, así lo dijo el 5 de mayo y lo repitió en su discurso por el tercer año de haber ganado la elección del 2018. “Hoy anuncia el Banco de México que las remesas que llegaron al país en mayo alcanzaron la cifra récord de 4.514 millones de dólares. Gracias paisanas y paisanos”, lo que desató el aplauso de los incondicionales apostados en el patio central del Palacio Nacional.
Pero eso que se presume como un logro resulta un engaño, pues México les sigue negando la oportunidad a sus ciudadanos, la pobreza que es el principal factor para tomar la decisión de desplazarse a EU como indocumentados se ha acentuado desde la llegada de la 4T, según el Coneval serán 67 millones de pobres para este año ya sumando los 12 que se generaron en diciembre pasado, mientras el Pejelagarto pregona que “por el bien de todos, primeros los pobres”.
Claro que se debe poner en contexto que la pandemia por el SARS-CoV-2 y las decisiones para atender el problema son el factor preponderante del empobrecimiento del país, eso genera expulsión de más mexicanos que hacen la travesía a EU con los riesgos que eso implica, por ejemplo, ser asaltado en los caminos por los malos o las policías, quedar a expensas del crimen organizado o ser reclutado, quizá morir de inanición en el desierto, ahogado en las aguas del rio fronterizo o asfixiado en la caja de un tráiler con decenas de migrantes.
De acuerdo a datos de Colibrí Center for Human Rights, ONG estadounidense el 70% de los migrantes son mexicanos, además reportan que hay 256 personas desparecidas desde el inicio de la pandemia y mil 200 cuerpos en el forense esperando ser identificados.
A pesar de las cartas de petición y la supuesta cercanía de López Obrador con el ex presidente Donald Trump, las condiciones de los connacionales no cambio en nada, y con Joe Biden seguirá igual, no se puede exigir lo que no se da, ya se los dijo Porfirio Muñoz Ledo que la política migratoria de López Obrador es de maquillaje, hay maltrato a los que vienen de fuera, se vulneran sus derechos humanos ante la pasividad de la CNDH que preside la fan número uno del inquilino del Palacio, inclusive el padre Alejandro Solalinde, combativo en el pasado, ahora guarda silencio.
Acorralado en sus pocos logros, aunque ninguno económico, ni mucho menos en abatir la pobreza, a López y la 4T no les queda más que destacar los dineros enviados por los migrantes a sus familias, que alguien les diga que las remesas directamente no son motor de la economía, ni programa social para presumir… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
¿Qué el país está en paz? Vamos de “foxilandia” a “pejelandia”.
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Hasta la próxima.