Cuando uno se acostumbra a no conseguir
nunca lo que desea,
¿Sabes qué pasa?
Que acaba por no saber incluso lo que quiere.
Haruki Murakami
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector, gracias. Un sello característico de la humanidad es dejar constancia de que se estuvo en el planeta, ahí están los vestigios de civilizaciones milenarias, ruinas de grandes ciudades que nos hablan de la historia que mediante la cultura algunas se convirtieron en maravillas que nos asombran. Otras ya entrados en la modernidad, tienen el sentido de perpetuar el nombre de gobernantes que quieren pasar a la historia más allá de su mausoleo.
En México no escapamos a este fenómeno cultural, los últimos sexenios nos han regalado esos intentos fallidos que van desde una biblioteca con goteras, desfiles con mojigangas gigantes y la edificación de un monumento con lucecitas que cambian de colores en pleno Paseo de la Reforma, construcciones que nos recuerdan sus altos costos, lo desconectados que estaban del ámbito cultural y obviamente la corrupción imperante.
Así nos sorprendió Vicente Fox Quesada que tuvo el síndrome de los nuevos ricos, en octubre del 2001, su consorte Marta Sahagún ofreció una cena en el Castillo de Chapultepec con el cantante Elton John, en el lugar estuvo la crema y nata de la época mientras ella se paseaba con sus pendientes carísimos de 10 mil dólares, la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta) era Sari Bermúdez, así la frivolidad de estas dos damas de la alta. En el sexenio del presidente que se educó viendo las nubes, se presentó la mega Biblioteca Vasconcelos, que sigue funcionando.
Como suele suceder en esas obras el presupuesto inicial para su construcción era de 800 millones de pesos, pero se incrementó a 32 millones de pesos en los siguientes meses, el edificio se entregó fuera de tiempo y con severas deficiencias que se tuvieron que ir corrigiendo en el camino, hasta goteras y cambios en los acabados, a pesar del servicio que ofrece, la capacidad para recibir lectores no es la que se prometió, ni alberga los 85 millones de libros prometidos, actualmente solo cuenta con 575 mil acervos, un símbolo que resulta una ironía para el mandato de la pareja presidencial.
Ya entrados en el sexenio de Felipe Calderón, no se podía dejar pasar el Centenario de la Revolución, ni el Bicentenario de la Independencia, para lo que se destinaron 4 mil millones de pesos. El resultado no dejó contento a nadie, apenas un desfile digno de los estudios Universal, pero no para los mexicanos, un dispendio de recursos. Aunque sin duda la herencia de Felipe Calderón y la presidenta del Conaculta Consuelo Sáizar, es la Estela de Luz que tuvo un costo de 400 millones de pesos a eso hay que sumar el mantenimiento que se sigue pagando, un monumento inservible muy poca cosa para dos festividades importantes.
Con Enrique Peña Nieto destacaron los errores en los libros de texto gratuito, en el tema de construcciones no se dieron, primero porque abiertamente estaba negado para la cultura y segundo porque sus prioridades eran otras y ahí están los escándalos de corrupción de “La Casa Blanca”, Odebrecht, los sobornos para que pasaran las Reformas Estructurales, su secretario era el finado Rafael Tovar y De Teresa que sí le sabía a eso de la cultura.
En los siguientes días veremos una réplica de entre 16 metros de altura del Templo Mayor (según la 4T) en la plancha del Zócalo, las críticas se centran en las fechas y que según responde más a un capricho de la esposa del presidente que deseaba que España ofreciera disculpas a México por la conquista, así seremos testigos de lo que se anticipa como un fracaso cultural, pues eso del conocimiento no se le da a los diferentes… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
¿Y para cuándo la remoción de Ana Guevara?
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Hasta la próxima.
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